La última residencia del artista catalán se encuentra en Figueras, en un antiguo teatro que fue destruido durante la Guerra Civil y que él mismo ayudó a reconvertirlo en museo. Su antigua habitación aún se conserva en una de las estancias, igual que su cripta, donde descansan sus restos.
Solo hace falta echarle un ojo a su fachada para darse cuenta de que el propio edificio es otra de sus delirantes creaciones. En su interior encontramos algunas de sus pinturas más importantes como Port Alguer, Autoretrato con Í'humanité, varios retratos de Gala, mobiliario, esculturas y objetos personales de Dalí.
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